947 Aisquith St

El 947 de la calle Aisquith en Baltimore es una propiedad histórica realmente extraordinaria que cuenta con una impresionante iglesia diseñada por George A. Frederick en el estilo gótico victoriano alto con elementos del renacimiento románico. Construida originalmente en 1865, esta obra maestra arquitectónica figura en el Registro Histórico Nacional con el nombre de Iglesia Católica de Santiago el Menor Romano. El santuario abarca más de 8,000 pies cuadrados, con un gran balcón con una capacidad potencial de más de 600 personas. Se estima que toda la instalación ocupa más de 30 000 pies cuadrados e incluye una oficina adjunta de cuatro pisos y una rectoría escolar. Las áreas de patio a ambos lados de la sala principal proporcionan estacionamiento limitado fuera de la calle.
La propiedad cuenta con características notables, como una bodega original, una cocina comercial completa en el nivel inferior y varias cocinas. Las secciones renovadas de la rectoría ofrecen comodidades modernas, como aire acondicionado forzado y calefacción por radiador de gas, mientras que el santuario conserva su grandeza original, que incluye una piscina bautismal y murales pintados en 1886 por el artista de origen alemán William Lamprecht. Además, algunas vidrieras originales de los estudios de Josef Mayer permanecen intactas. Cabe destacar que el 947 de la calle Aisquith requiere algunas obras de restauración, ya que algunas partes de la rectoría necesitan obras importantes, y el campanario resultó dañado por la caída de un rayo en 2020. Recientemente se instaló un nuevo techo, lo que puso en marcha el camino de la propiedad hacia la recuperación.
Esta joya histórica ofrece un inmenso potencial de remodelación para apartamentos, escuelas, residencias para personas mayores, guarderías, oficinas, pensiones, tratamientos residenciales o espacios comerciales comunitarios. Ubicado entre Orleans Street y East North Avenue, justo al este de la Interestatal 83, el 947 Aisquith Street presenta una oportunidad única para revitalizar y contribuir a la comunidad residencial circundante. La propiedad se vende tal cual, con la posibilidad de que el vendedor financie a los compradores con buen crédito.